Blog

Regalos en Navidad: ¿Sabemos decir «no» a nuestros menores?

Decir no a menores

¿Es bueno decir «no» a nuestros menores en fechas donde los regalos y el consumismo acecha por nuestra ventana? Es bueno y necesario.

Con la llegada de la Navidad y los Reyes Magos, nuestros menores se acostumbran a recibir regalos y regalos con los que no saben jugar y acaban cayendo en el olvido.

Niños con apenas 4 años exigen cada día más en el terreno familiar llegando a ahogar a los padres que no saben decir un «no» a tiempo. No solo hablamos de decir «no» ante regalos, sino ante una rabieta, un grito o una demanda por parte de ellos. Las ideas se nos acaban y acabamos cediendo con tal de verlos callados o tranquilos.

Niños empoderados

Sin quererlo, estamos incitándolos a que se manifieste en ellos el «síndrome del emperador». No es más que una conducta tirana en el menor (niños y adolescentes) que hace que éste acabe desafiando a sus padres o tutores. ¿Quién tiene el control en esta situación? Es indudable que los padres se convierten en sumisos de sus hijos como consecuencia de no saber decir «no» a tiempo y obsequiarles con regalos desmedidos que se nos van de las manos y de nuestros bolsillos. Sin quererlo, empoderamos a nuestros niños convirtiéndolos en déspotas adolescentes e inconformistas que continuarán ese mismo camino hasta la etapa adulta.

En estas fechas es todavía mucho más común que florezca en el menor este tipo de conducta si hemos ido permitiendo el resto del año acciones que no considerábamos oportunas pero que hemos acabando cediendo. Los límites y reglas nunca llegan y entonces viene la Carta a los Reyes Magos con páginas y páginas infinitas.

Según los expertos, estos niños que desafían constantemente a sus padres son muy inteligentes y desarrollan un pensamiento crítico desde edades tempranas. Saben lo que quieren y qué tienen que hacer para conseguirlo. El problema es no parar a tiempo esta conducta y dejar que la adolescencia, ya de por sí una etapa farragosa para todos, sea aún todavía más un infierno.

Acostumbramos a criar a los niños con demasiada permisividad (hiperpartenidad) que conseguimos que sean los auténticos «reyes de la casa». La sobreprotección y poca tolerancia así como un abastecimiento de cosas innecesarias porque son trendy (móviles, tablets, ropa, fiestas…) auspiciado por un hiperconsumismo televisado y digitalizado en todos lados provoca que, al final, los pequeños no valoren lo que tienen y lo verdaderamente importante y necesario.

Las exigencias constantes del niño se convierten en las peores pesadillas de los padres

 

La lista de los Reyes Magos. ¿Cuántos regalos por niño?

Llegados a este punto nos surge la pregunta: Y, ¿Cuántos regalos deben recibir los niños en Navidad? Es importante y necesario que, nosotros como adultos, caigamos en la cuenta de que no podemos pretender que nuestros menores tengan todo en Navidad (ni el resto del año) porque les estamos acostumbrando a conseguirlo todo fácilmente y no les ayudamos a poner límites, no saben identificar valores y no saben aceptar un «no» por respuesta. En la vida adulta se convertirán en personas frustradas ante la primera negativa que reciban.

Para hacernos una idea podemos jugar con la edad. Por ejemplo, si el niño tiene 2 años no debemos comprarle más de 2 juguetes. Si tienen 4, con 3 regalos será más que suficiente. A esas edades, su atención está en todas partes y en ningún lado. Hacerles regalos en exceso hará que no sepan concentrarse y se acostumbren a querer más y más. A partir de los 4 años en adelante, se establece un media de 3-4 regalos. Los psicólogos y pedagogos recomiendas seguir la «regla de los cuatro regalos». Es decir, a partir de los 4 años, y como medida responsable, es aconsejable no sobrepasar de los 4 regalos.

Y, por supuesto, hay regalos y regalos. Debemos pensar en qué puede necesitar, qué puede desear y qué puede llevar (ropa). De esta manera, combinamos libros con ropa y algo que el menor desee con muchas ganas. Así no le regalamos todo lo que ellos deseen y les animamos, al mismo tiempo, a reconocer que existen muchos más niños en el mundo con otras necesidades que, ni siquiera, recibirán ni un regalo en estas fechas. Es así cómo les ayudamos a desarrollar otros valores como la generosidad o la empatía.