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Una escuela de colores, Ana González

Escuela de colores

La infancia es ese momento que nos parece efímero y fugaz, pero que requiere de cuidados especiales. Estar cerca de los niños y niñas te obliga a ser respetuoso con un material demasiado frágil y a la vez, fuerte y aparentemente invencible.

La paciencia, la consciencia de la lentitud en las reacciones y procedimientos y el funcionamiento del cerebro  infantil, requiere de una formación que en la mayoría de los casos es insuficiente. Juzgarles y condenarles al silencio de un trabajo copioso, basado en las fichas y el lápiz los hiere de muerte y los condena al sufrimiento de lo ordinario y de lo que todos estamos obligados a hacer. Nos olvidamos de la explosión de creatividad innata, de la necesidad de moverse, de tocar, de charlar, de descubrir y de invadir el espacio. Nos olvidamos demasiadas veces de que los ruidos de la infancia son sonidos vitales y que su imperiosa necesidad de vivir, fue tesoro de todos nosotros alguna vez.

Acércate a los niños y niñas como tú quisieras que se acercaran a ti, como tú quisiste que te trataran, como tú querrías que te siguieran tratando;  O, ¿acaso no queremos que nos sigan tratando bien ahora que somos adultos?.

Mirar frente a frente, buscar qué quieren aprender, cómo lo quieren aprender y con quién quieren aprenderlo, es una obligación moral del docente.

Estamos empeñados en cumplir lo que la Administración establece sin preguntar nunca a la infancia qué quieren aprender, qué es lo que realmente necesitan. Conceptos repetidos y ampliados en el tiempo que no servirán para VIVIR, que es de lo que se trata y estrategias que si bien nos sirven para resolver problemas matemáticos, no tienen solución en la realidad inmediata.

Tengo la manía de querer que me traten bien, es un defecto que tengo y por ello, entiendo  y creo firmemente que los niños y niñas también lo necesitan y aunque seguramente tenga muchos detractores, me volcaré en un objetivo fundamental para mí: la felicidad y la ilusión.

Donde se ponga la risa,  la espontaneidad y la inocencia de un niño, que se quite la frialdad de una escuela sin afecto y basada en cumplir objetivos burocráticos.

La ilusión es el motor, la varita mágica de la docencia y la razón de dar la vuelta al concepto del aprendizaje delegando el protagonismo en cada uno de los niños y niñas que se cruzan en nuestro camino de vida.

Al ritmo de la vida

La música y el ritmo son imprescindibles para un desarrollo cerebral óptimo, permitiéndonos  trabajar la sensibilidad, el acceso a los sonidos, la atención…, siendo imprescindible en el desarrollo socio afectivo de los niños y niñas. Las actividades musicales nos permiten ejercitar destrezas y habilidades que facilitarán futuros aprendizajes.

El uso de instrumentos permite al alumnado conocer que existen otras maneras de comunicación, de lenguaje y de trabajo cooperativo y grupal.  Tocar, escuchar el sonido producido por uno mismo y descubrir las posibilidades sonoras que nos proporcionan, nos ayudan a la conquista de un equilibrio armónico.

El sentido del ritmo, el movimiento al compás de una música determinada, la expresión de lo que sentimos en una audición, la reproducción de ritmos y sonidos, el descubrimiento de la percusión corporal… nos permite conquistar la atención y la implicación de nuestros pequeños de manera libre y espontánea.

El gesto, la expresión motriz y la expresión oral son consecuencia directa de la educación musical, que nos permite ejecutar y crear sonidos, melodías, canciones y que nos invitan a decir de otra manera, a compartir desde el movimiento y desde la emotividad.

Diseñadores infantiles, marca registrada: 

Lo aburrido de trazar en un papel,  es sólo la punta del iceberg. Si  valoramos en qué medida anulamos a nuestro alumnado marcando constantemente las pautas y obligándoles a trabajar con una plantilla predeterminada, las conclusiones serían demoledoras. Ese empeño en expresar que no tienen fuerza con el lápiz, que no aprietan, que la prensión es prácticamente inexistente y un sinfín de argumentos sin contrastar, aprendidos y heredados de generación en generación, siguen perpetuando y poniendo el acento en que muchos docentes, se saltan etapas y  niveles evolutivos por presiones sociales o por el simple hecho de cumplir objetivos sobre un papel que todo lo soporta y que no tiene absolutamente nada que ver con la realidad de nuestros niños y niñas.

Si les ofrecemos espacios diferentes y que inviten a crear; el trazo se vuelve divertido y necesario por esa incipiente ilusión de la infancia,  por dejar su sello y su huella desde el arte y la originalidad.

Un pantalón viejo de la seño, un montón de rotuladores en un lapicero a la espera de ser explotados en las manos del deseo de garabatear y la libertad de que ellos  mandan  y la direccionalidad es espontánea y explosiva, logran que objetivos como adquirir las habilidades motrices necesarias para iniciarnos en la lectoescritura o ejercitar los segmentos  corporales que intervienen en la realización de las diferentes expresiones infantiles sean adquiridos sin presiones y a través del juego.

Actividades como las que realizamos con elementos propios, cotidianos y que rompen con el papel y el lápiz como alternativa imperiosa y tediosa , nos ayudan a mover con destreza y coordinación las manos, los dedos, convirtiéndose en paso previo a las creaciones futuras, aprendiendo de manera natural y sencilla a representar gráficamente dominando su antebrazo, su muñeca, su mano y sus dedos. No nos olvidemos de que el cometido más importante es aprender con ilusión y alegría.

Cocinando que es gerundio:

Cocinar en el colegio va más allá de una actividad puntual y aparentemente divertida. Sus beneficios son múltiples; desde la concepción coeducativa, con el cometido moral de romper roles asignados, hasta el acercamiento a la necesidad de un compromiso con el planeta y la alimentación saludable, acercándonos a las ciencias y a las matemáticas.

Romper con el mito de que en casa sólo cocinan las mamás o aprender a elegir qué alimentos nos ayudan a alimentarnos equilibradamente, aprovechando al máximo aquellos productos de origen natural, cultivados por nosotros mismos y concienciándonos del derroche global que sufrimos;  permite al alumnado, responsabilizarse de situaciones cotidianas que mejorarán su día a día y que les harán conocer y  saber qué comen, qué beneficios tienen los alimentos seleccionados y cómo afectan a su salud y bienestar.

La batalla contra la obesidad infantil, acercarlos al consumo de productos saludables y elaborados con consciencia y compromiso, se logra desde la experiencia y desde la práctica vivencial, no mostrando pirámides diseñadas por adultos que se quedan colgadas en el corcho de la clase y que no tienen más valor que el puramente decorativo. Cuando nos alimentamos bien, nuestra mente también está sana y equilibrada, por lo que entendemos que debemos ser creadores de nuestros propios hábitos y rutinas alimenticias.

El orden, la limpieza, la selección de las recetas, la simbología en este caso del horno, el uso apropiado y seguro de los utensilios que necesitamos para elaborar la receta seleccionada y la responsabilidad y el compromiso de atender y ejecutar todos los pasos de la misma nos conduce inevitablemente a desarrollar personas independientes, capaces de tomar decisiones y de mejorar su vida y su entorno.

Contar, medir, pesar, valorar las cantidades, los tiempos de espera, los cálculos de cada momento del proceso en cuanto a temperatura, minutos y el tiempo de preparación… nos acercan sin duda al área matemática de manera divertida, funcional y significativa.

Hacer pan favorece tocar, amasar, oler, fragmentar, añadir los  ingredientes que necesitamos  en mayor o menor medida y darle la  forma que queramos;  en definitiva, crear. Es una actividad vivencial, divertida y que además del diálogo social y de la expresión y la comprensión oral, implementa la concentración y  el razonamiento desde una mirada inocente y libre.

Cuadrando el círculo de los triángulos educativos:

Las formas geométricas son una de los aprendizajes que más se resisten en nuestro alumnado. Desde las primeras edades, nos empeñamos en que las aprendan y en la mayoría de los casos, lo único que recuerdan es el círculo porque lo relacionan con las ruedas y el cuadrado porque lo buscaron en la ventana de la clase.

Miles de estrategias definidas por los maestros y maestras  nos permiten o al menos nos inducen a aprenderlas, pero sólo la experiencia los ayudará a interiorizarlas.

Un círculo, un triángulo, un rectángulo y un cuadrado con bocas que encontré en alguna página de Internet tomaron vida en mis manos y llegaron a mi clase. A partir de bases de bandejas pasteleras, cartulinas de colores, bolas de corcho convertidas en ojitos saltones y mucho cuento y cuando digo cuento, me refiero a ponerle mucho teatro a las presentaciones de las actividades, organicé la Asamblea con estos personajes de toda la vida; con el único propósito de aprender jugando, de aprender con ilusión y desde su propio misma. Allí con sus ojos expectantes y todas las formas esparcidas por el suelo, nos dispusimos a que las formas, y valga la redundancia, formaran  parte de nuestra realidad. ¡Qué divertido es verles disfrutar y reír de manera espontánea! Y, sobre todo, qué interesante verles empeñados en relacionar la forma con el color, cuando eso es lo menos relevante, confirmándose una vez más lo academizado que tenemos todo y el empeño adulto de categorizar, ordenar y determinar.

Lo importante de la vida es dar forma a los sueños y que puedan ser redondos, cuadrados, triangulares o rectangulares, pero que sean nuestros sueños y por ende que los podamos cumplir de cualquier forma.

Con este juego de palabras, trato de despertar al adulto de su empeño en conducir en vez de facilitar, de imponer en vez de consensuar y de dirigir en vez de  caminar de la mano y abrir las ventanas al mundo y dejar dar forma geométrica a la vida.

El bingo de la escuela:

El bingo en la escuela pretende construir muchos aprendizajes desde el punto de vista del niño/a. No se trata sólo de jugar, sino de elaborar y preparar cada una de las partes.

Cartones, piezas, bolsa contenedor de números y letras, reglas del juego, concentración, discriminación auditiva y visual, ubicación espacial, atención, psicomotricidad fina, coordinación óculo-manual, expresión y comprensión oral, turnos de espera, numeración… y un largo etcétera  que abarca todos los ámbitos de conocimiento de nuestro alumnado.

El bingo de números y letras se convierte en una manera casi invisible de descubrimiento de aprendizajes tan esenciales como el conteo de números, la discriminación y reconocimiento de fonemas, acusando la consciencia fonológica, la manifestación oral de sonidos, la pronunciación y trabajando variables tan sencillas como las reglas de participación en los diferentes juegos.

Escribir las normas, después de haberlas consensuado, expuesto y decidido en grupo, facilita que la escritura sea espontánea, divertida y que nos ayude a plasmar nuestras propias ideas.

El juego los implica a todos como grupo y aprenden a escuchar, a esperar, a expresar, a discriminar la pauta decidida y sobre todo y más importante es que interiorizan los números y el abecedario jugando.

El Bingo te ayuda a trabajar la memoria, la concentración y te invita a atender y a escuchar; te permite  abstraer el concepto del número o de la letra, te afianza la grafía y el simbolismo, así como la posición y el orden tanto en la recta numérica con los números, como  en el lugar que ocupa en el abecedario, en el caso de la letras.

Es un recurso que nos permite visibilizar tanto los números como las letras en contextos distintos a los que tradicionalmente son trabajados.

El bingo de números y letras nos prepara intelectualmente para razonar, ordenar, abstraer y para utilizar lenguajes distintos a los habituales como el por ejemplo el lenguaje numérico, matemático o el uso de las ideas como parte del pensamiento, dejando de ser literal y gráfico.

Memory de las emociones

Desde que empecé a trabajar, hace muchos años, entendía que las emociones eran fundamentales en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta pandemia, nos pone de manifiesto, la falta de proyección de las mismas y el miedo social que todavía tenemos a ponerles nombre y a decir cómo nos sentimos y porqué nos sentimos así. Uno de mis retos para este extraño curso es saber que tenemos derecho a estar tristes, a estar alegres, a tener miedo o a estar simplemente asustados/as, sin que sea un drama.

Cuando nos desconectamos momentáneamente de la escuela, vuelven a aflorar esas carencias y a dar la cara, miedos, angustias e incertidumbres que terminan pesando y guardándose en una mochila invisible que soporta, todo aquello que escondemos o que simplemente no somos capaces de apreciar.

Trabajar las emociones hace que los más pequeños las gestionen, las compartan, las  normalicen y les pongan nombre a lo que sienten ellos y a lo que sienten los demás, empatizando con sus iguales y con las personas de referencia, mejorando y dotando de calidad sus relaciones sociales y afectivas.

El hecho de ser capaces de evaluarlas, entenderlas y apreciarlas, tiene como consecuencia la regulación positiva y un buen desarrollo psico-afectivo, obteniendo como recompensa, una buena solidificación emocional.

Las emociones terminan condicionando nuestra manera de afrontar y de ver la vida, por lo que mientras más sólidas, claras y reguladas las tengamos, más competentes seremos para enfrentar las experiencias futuras.

Juegos, dinámicas y maneras de moldearlas y experimentarlas nos llevarán a seres capaces de ser buenos detectores, oyentes, respetuosos y gestores funcionales de lo afectivo y de lo emocional .

Un memory sencillo, hecho con folios, rotuladores y expresiones básicas puede ser el inicio de un camino para crear un buen concepto de sí mismo, para la construcción de una autoestima positiva y generadora de éxitos sociales y emocionales.

Una persona emocionalmente formada y fuerte será una persona resolutiva en la vida y para la vida.

La pócima del amor:

El amor hay que celebrarlo siempre, enseñar a través del amor y del respeto. Para enseñar desde el amor, primero tenemos que querernos nosotros mismos y trabajar la autoestima y el autoconcepto.

Lo social y lo publicitario nos invade y hacen que nuestras maneras de actuar y de vivir estén condicionadas por lo que la sociedad consume y ejerce. Aprovechando que la celebración de  San Valentín «es casi obligatoria», romperemos con los cánones y estereotipos y poniendo el acento en el Amor en el sentido más amplio de su significado, vamos a crear la  «Pócima del Amor».

Necesitaremos inventar una retahíla, jugar con las palabras y las rimas y escribirla. Usando de nuevo la escritura espontánea y la manera en que lo sientes, dejando proyectar y plasmar lo que para cada persona es el Amor.

Un botecito pequeño, un poco de purpurina ecológica, un poco de agua, elemento vital, trocitos de corazones y mucha libertad para amar y dejarse amar.

Unas varitas mágicas impregnadas de ilusión y la decoración que pauta nuestra creatividad darán lugar a un trabajo hecho con alegría, ilusión, color y mucho mucho amor.

Esta pócima nos va a permitir querernos mucho, valorarnos  y admirarnos. El amor logrará que aprendan a través de la experiencia y partiendo de la afectividad, quedando registrado en nuestro esquema de sensaciones y originando sentimientos auténticos.

El amor te ayuda a decidir con responsabilidad y de manera consecuente y es que cuando estamos seguros de lo que sentimos, de que nos quieren y lo recibimos de manera directa, queda implícito en el día a día.

Hay que ser ejemplo y enseñar desde el amor y con amor. Repito insistentemente  la palabra «amor»  porque creo que debe ser un principio metodológico y pedagógico; un sello de calidad en nuestras escuelas.

Sombreros divertidos:

Siempre es buen momento para inventar  y aprender con las cosas de casa. Es un objetivo muy importante en estas edades. Los escurridores pueden tener otras funciones, además de las estrictamente culinarias; pueden tener funciones creativas, divertidas y que nos permitan combinar habilidades y destrezas manuales con la imaginación y con épocas del año relacionadas con el carnaval y los disfraces. A los niños y niñas les llama la atención el uso de sombreros, por lo que los invito a diseñar el suyo con un escurridor y limpiapipas de colores.

Además de centrar la atención, concentrarse, relajarse, inventar, crear y diseñar, trabajar en equipo  y disfrutar con los resultados, ponemos en práctica el manejo y la coordinación de nuestros dedos y manos introduciendo minuciosamente los limpiapipas por los diferentes orificios de los escurridores.

Este diseño se puede hacer en pareja, en grupo o de manera individual y una vez terminado, colocarnos el sombrero y explicar cómo lo hemos hecho, porqué lo hemos hecho de esa manera… trabajando la expresión oral y el uso del lenguaje como medio de comunicación,  explicando un aprendizaje adquirido.

Sonríen, se divierten, consensuan con el compañero con el que trabajan, escogen los colores del escurridor y de los limpiapipas,  cooperan y mientras crean, conversan e intercambian experiencias y vivencias que les acercan y afianzan las relaciones con sus iguales.

Iguales y diferentes:

Un niño que crece en el respeto e inmerso en la igualdad de oportunidades, será un adulto competente.

Parece un discurso  antiguo y fuera de lugar. Hablar de juguetes coeducativos, de juguetes sin género, pero desafortunadamente, seguimos en la lucha de la igualdad de oportunidades y perpetuando roles, conductas, estigmas lingüísticos  y maneras de ver la vida con diferencias y esquemas estancos.

Uno de los objetivos de la escuela debe ser romper con la diferencia y no permitir que se consoliden pensamientos arcaicos y sencillamente inaceptables. Machote o princesa, campeón o belleza,  son calificativos que rasgan los logros de mucho tiempo de lucha. El delegar tareas a los niños o a las niñas de manera condenatoria es una práctica que estamos en la obligación de romper, siendo garantes de educar en la libertad, en la aceptación y en la extensión de oportunidades.

El juego, medio de vida de nuestros niños y niñas, debe ser la plataforma donde empecemos a crear y a consolidar estrategias de igualdad de verdad, no sólo la igualdad que se celebra en los días establecidos socialmente en el calendario y que desaparece en el día a día, atravesando puntualmente la enseñanza y pasando de largo, sin estrategias, sin maneras de entender, sin ofrecernos alternativas a la tolerancia y al derecho a ser lo que cada cual escoja.

Es necesario crear espacios en la clase para que las prácticas individuales  no tengan roles, ni etiquetas, ni nombres, espacios normalizados. Jugar para descubrir que podemos cocinar, pasear, atender a nuestros bebés y encargarnos de los cuidados y servicios que ya realizan nuestras familias. Aprender a ser serviciales sin que implique ser serviles; estar dispuestos a asumir diferentes tareas, sean cuales sean y abrir las ventanas mentales a la igualdad real, a la que se vive, a la que deja testimonios auténticos, sin mentiras ni pantomimas.

Si un niño o una niña,  sigue asociando el cuidado de un hijo a la madre o el uniforme de policía al padre, algo estamos haciendo mal.

Dramatizar, debatir, investigar las funciones de cada espacio en casa, en los diferentes trabajados y poner en valor todas las actuaciones, van a permitir  que las nuevas generaciones crezcan en el respeto, en el ejemplo y en la equidad de ser y de estar.

Que un niño con un carrito y un bebé no sean imagen de excepción sino de cotidianidad y de respeto; que se normalicen escenas de padres planchando y madres conduciendo un autobús.

Un niño educado en igualdad, será un adulto justo, tendrá firmeza y garantizará el equilibrio de una sociedad,  que se fundamenta en el derecho a ser únicos,  pero iguales al mismo tiempo.

La igualdad no es estar enfrentados, la igualdad es caminar de la mano

Con el fin de desvincular las profesiones con un sexo determinado y crear consciencia de que todos tenemos derecho a escoger y a sentirnos realizados/as, iniciamos una investigación sobre los trabajos que tenían sus familias y sobre aquello que querían ser en un futuro.

En clase organizamos una exposición con diferentes indumentarias características de las profesiones. Describíamos el atuendo, las funciones que tenían y la viabilidad social. Curiosamente no asignaban sexo a ninguna de ellas, entendían que todas valían para los chicos y las chicas, lo cual me confirmaba la importancia de la presencia de la educación en igualdad desde pequeños/as, garantizando y  concienciando al efecto.

Se nos ocurrió grabar un pequeño vídeo donde usando la finalidad de cada profesión, expresábamos el papel de la mujer en el ámbito social y profesional y donde poníamos de manifiesto que ningún trabajo está cerrado a las posibilidades de nadie, independientemente de si somos hombres o mujeres.

Hacer conscientes de la igualdad a través de las profesiones, crear responsabilidad , empatizar con los deseos de cada persona y de lo que quiere ser en el futuro, descubrir que todo el mundo tiene derecho a acceder al mundo laboral escogiendo con qué profesión se siente realizado y sobre todo aprender que nada está asignado a un sexo u a otro,  nos encamina a educar a personas respetuosas, abiertas, flexibles, justas y sobre todo equitativas.

Este enlace contiene el video de las Profesiones:

https://fb.watch/eNNVQSPNoh/

Derecha-izquierda; izquierda-derecha 1,2,3:

La lateralidad es la gran batalla de Infantil. Lacitos, pulseras, señales… para marcar la derecha o la izquierda. La incipiente necesidad de saber si es diestro o zurdo o la reeducación de las actuaciones de los niños y niñas, sume a los más pequeños en una serie de conflictos innecesarios y claramente absurdos, pues entra en juego el estadío evolutivo en el que se encuentran y la madurez cerebral.

No debemos olvidar que todos de forma involuntaria, en las primeras edades, usamos indistintamente ambas partes del cuerpo.

Una vez más, la experiencia y el propio cuerpo como recurso, evidencian que explorando, curioseando, jugando, descubriendo y divirtiéndose se interiorizan los aprendizajes de la manera más funcional y significativa posible. Construir a través de uno mismo y desde su trabajo personal.

Un juego de siempre y el cuerpo como medio vital hacen que ubicar y reconocer nuestra lateralidad sea divertido y lúdico.

Recordemos que el estímulo, el juego, el error y la experiencia proporcionarán aprendizajes basados en el éxito.

Un buen trabajo con la lateralidad va a ayudar a tener claridad en la referencia corporal y como consecuencia, una orientación espacial de calidad que favorecerá aprendizajes claros y eficaces.

Órdenes sencillas, juegos básicos, directrices concretas, situaciones de experiencia y juego, conducirán a interiorizar cómo procesamos y qué hemisferio es el predominante.

Vamos a jugar…

La importancia de soplar

Realizar actividades de soplo es fundamental para un adecuado desarrollo del lenguaje. Con el soplo ejercitamos los músculos que intervienen en el habla y contribuyen a la mejora de la pronunciación y la articulación.  Realizar el soplo  de una manera correcta nos lleva a un adecuado control de la respiración y a evitarnos posibles problemas  en la ejecución de la lengua como instrumento de expresión y comunicación.

Nos ayuda a preparar y a entrenar al sistema muscular, a consolidar los fonemas, a entrenarnos para hablar y articular, a optimizar la pronunciación y el acto de la expresión en sí.

En muchos casos nos encontramos con dificultades y trastornos del lenguaje que tendrían fácil solución con juegos de soplo sencillos y caseros, que fomentan y refuerzan el entrenamiento del aparato fonador y optimizando el control de la respiración y por ende de la emisión de sonidos.

Con cañitas, bolitas de corcho, gomitas de colores y materiales accesibles podemos organizar actividades que favorezcan el lenguaje.

El banco de la amistad:

A partir de la actividad del Programa RETO de Eva Solaz, creamos en la clase una zona de «calma». Hacemos  yoga y  colocamos un lugar físico de resolución de conflictos.

Un banco pequeño con un cubo que contiene corazones con distintos mensajes con el fin de solucionar problemas, conflictos o rencillas entre iguales.

Cuando se origina un problema, los niños y niñas implicados/as se dirigen  al banco, se sientan, hablan de lo sucedido y escogen una manera de resolución de conflicto que termina con una manera gráfica y expresiva de solución. Un choque de manos, un abrazo o un beso, así como la entrega de uno de los corazones con mensajes, simboliza el cierre del conflicto o problema. Nos  ayuda a solucionar las diferencias de manera autónoma, sencilla y real y lo más importante, sin que intervenga ningún adulto.

El banco está en clase de manera constante, en un lugar visible y de fácil acceso a los niños/as.

Perseguíamos que de manera autónoma logren :

*Aprender a solucionar conflictos, diferencias…

*Conocer las emociones propias y las de los demás

*Gestionar las emociones de manera sencilla

*Empatizar con sus iguales

*Solucionar conflictos sin la necesidad de intermediarios adultos

*Favorecer la autoestima

*Aprender a valorar a todos de la misma manera

*Ser competentes emocionalmente

Nuestro banco de la amistad nos ayuda a solucionar las pequeñas diferencias que se puedan producir, se resuelven  de manera muy significativa, autónoma y responsables, dentro de la edad que tienen y atendiendo a las necesidades e intereses de cada uno de ellos/as.

Vivir en paz, una utopía que puede ser posible

La paz y la simbología de la infancia,  la necesidad de que sea parte esencial y no tengamos que buscarla, celebrarla o escenificarla es un derecho mimarla,  acariciarla,  sin que nadie le provoque heridas.

Es nuestra obligación que atraviese nuestras miradas de manera limpia, que se quede en el color universal de la piel, ese color que suscita la esperanza. Esa paz que más que mundial,  es esa que ahora necesitamos en cada una de nuestras casas, en cada uno de nosotros para aplacar tormentas y que el futuro se torne transparente. Que se rompan los muros de la intolerancia instalados en nuestras concepciones absurdas y aprendidas. Ojalá y la paz sea reflejo de flores, de sol compartido y de miradas cómplices e inocentes. Educamos con la convicción de ofrecer un mundo libre y comprometido con el material más frágil y delicado, con la infancia.

Educar para  despertar los talentos que duermen a la sombra de un sistema educativo que sigue sin entendernos y que se empeña en mantenerlos ocultos en los lugares más lejanos del ser humano, en la introspección del absurdo y de lo socialmente establecido, ocultando y reprimiendo a la esencia del ámbito artístico.

Hay que  respetar de forma urgente a la infancia y tener derecho a ser diferente, aunque eso nos obligue a saber y a sentir que somos iguales y que en la individualidad reside la riqueza y la firmeza de que todos tenemos algo que ofrecer. Aceptarnos y aceptar, sin juzgar, sin poner etiquetas, porque las etiquetas molestan en la ropa y aún más en la vida .

La caja de las tareas divertidas

Una manera de favorecer la autonomía y el hábito de trabajo, es usando  la caja de las tareas divertidas. Esta actividad la aprendí siendo Presidenta de un Tribunal de Oposiciones, lugar que además de examinar, ofrece espacios de aprendizaje y desarrollo personal, así como el intercambio de experiencias e ideas educativas entre compañeros/as.

Es un recurso sencillo, divertido y que los invita a realizar trabajos, actividades, dinámicas… Estas actividades pueden ser  escogidas por ellos/as mismos/as o al azar.

Sólo se necesita una caja y depresores de gomaeva o de madera donde escribiremos distintas actuaciones o actividades que pueden realizar en su tiempo libre o una vez terminados los trabajos personales.

La clase debe tener ubicadas y bien delimitadas todas aquellas consignas que ofrecen los depresores.

Podemos jugar a construcciones, escribir palabras en un papel o en la pizarra, hacer un puzzle, regalar un dibujo a un compi de clase o a nuestra familia, jugar a algún juego de mesa, hacer un poco de deporte, copiar números, letras, calcar, recortar, hacer una manualidad, jugar con los bloques lógicos o los policubos, disfrazarse, irse al rincón de lectura, dar un masaje a un compi…En definitiva, esta caja nos ofrece multitareas ajustadas a sus necesidades e intereses y nos puede ayudar a superar esa pregunta tan habitual en Infantil que no es otra que: Y, «¿después qué hago?»

Esta caja es mágica y sobre todo es funcional, ya que permite dotar de soltura, autonomía y resolución a los niños y niñas en estas edades donde desenvolverse por sí mismo, es tan complicado y a veces tan difícil. Con recursos sencillos, divertidos y que implementan las tareas cotidianas, ofrecemos oportunidades de ampliación de conocimientos y experiencias.

Siempre soñé con una escuela de colores, con una revolución infantil perpetuada y movida por sus verdaderos protagonistas, las familias, los niños y niñas y los maestros y maestras; un equipo capaz de hacer magia y de descubrirse ante la creatividad, la motivación y la construcción de experiencias fantásticas. Caminar juntos no es una utopía, sino el sueño de una escuela de verdad, de una escuela por y para la vida.

Sobre la autora:

Ana González: maestra vital y emprendedora. Maestra de Educación Primaria e Infantil. Primera mujer Directora del CEIP: José Luís Sánchez de la localidad de San Martín del Tesorillo. Premios SIMO EDUCACIÓN 2021 a la mejor experiencia innovadora en Infantil y Primaria.