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Cómo liderar las instituciones educativas en la era del Covid-19

Rocio Guerrero

“Las estructuras jerárquicas y los procesos organizativos que se han utilizado durante décadas para gestionar y mejorar las empresas ya no están a la altura de los desafíos a los que nos enfrentamos en un mundo de cambios acelerados” – John Kotter.

Como sugiere Kotter, los cambios exponenciales y los procesos de transformación digital que están experimentando las organizaciones nos urgen a repensar las estructuras y modelos organizativos existentes. 

En el caso de las escuelas, estamos ante un nuevo paradigma educativo marcado por la incertidumbre y la complejidad. Esta pandemia ha puesto en cuestión nuestro sistema educativo y el funcionamiento de nuestras instituciones e inevitablemente hemos tenido que adaptarnos a los cambios y reflexionar sobre la eficacia e idoneidad de nuestros modelos organizativos y de liderazgo para poder dar respuesta a nuevos retos y desafíos que nos plantea este entorno VUCA ( Volátil , Incierto, complejo y ambiguo).

La gran mayoría de la instituciones educativas han venido funcionando tradicionalmente con un modelo organizativo jerárquico, que resulta eficiente a la hora de planificar, de gestionar los recursos y darle solidez a las instituciones contribuyendo a generar confianza y seguridad en las relaciones externas y dentro de la institución, pero que no se considera el más idóneo a la hora de tomar decisiones ágiles ante los cambios constantes, ya que los modelos jerárquicos tienen el inconveniente que ralentizan mucho el proceso de toma de decisiones y por ende, acaba generando frustración entre los docentes, ya que no fomenta la autonomía ni la creatividad y no se propicia un ecosistema donde se genere y desarrolle el talento. Al final, esto redunda en desmotivación y falta de alineamiento de los docentes con el proyecto educativo.

Estamos ante un nuevo paradigma educativo marcado por la incertidumbre y la complejidad. Esta pandemia ha puesto en cuestión nuestro sistema educativo

Por lo tanto, y en línea de lo que plantea Kotter, la escuela de la era COVID necesita un modelo de organización dual donde se integren en perfecta armonía la jerarquía y redarquía. Ambas estructuras cumplen una función concreta y debemos tener muy claro qué línea estratégica debe cubrir cada una. Este nuevo modelo redárquico consistente en una red de nodos de conocimiento atendiendo a las necesidades organizativas y pedagógicas contempladas en los proyectos educativos está basado en la filosofía del Empowerment, hay que dotar de autonomía a los docentes, para ello se hace necesario generar un entorno de confianza por parte de los líderes de la organización.

Este sistema, al mismo tiempo, genera una cultura de liderazgo distribuido, con un estilo muy concreto de líder, un líder resonante que según la definición que hace el autor del término Daniel Goleman: “Es aquel que es capaz de desarrollar las competencias de la inteligencia emocional con su equipo y personas de la organización, es capaz de crear más”.

El líder se humaniza, la pandemia ha puesto de manifiesto nuestra vulnerabilidad y la fragilidad del ser humano y ese aprendizaje debemos incorporarlo a nuestra forma de liderar. El líder se convierte en un gestor de emociones y relaciones, un coach que ayuda a sus compañeros a alcanzar su máximo potencial y descubrir sus talentos. Un líder que acompaña en los procesos y que fomenta un atmósfera de seguridad donde se percibe el error como un proceso de aprendizaje enriquecedor que ayuda al autoconocimiento del equipo.

Por último, este modelo dual posibilita la gestión del talento, una línea estratégica que deberían contemplar todas las instituciones de manera transversal favoreciendo un ecosistema donde se atraiga, identifique y se desarrolle el talento. De esta forma, todos los docentes se sentirán valorados, reconocidos y alineados con el proyecto educativo y ello redundará en la mejora y calidad de nuestro sistema educativo.

Rocio Guerrero Durán. Directora General Colegio Santa Joaquina de Vedruna, Sevilla