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La ilusión como motor de la infancia – Ana González Herrera

Ana María González Herrera

La arena, los animales, la música, dibujar con objetos o pintar en la pared aunque esté prohibido… Todos estos elementos crean magia dentro del aula si se trabajan adecuadamente. Ayudan al crecimiento personal del niño desde edades bien tempranas creando solidez y seguridad en el alumnado infantil. Ana González Herrera, maestra vital, de vocación y emprendedora. Articulista habitual en revistas «Aularia», «Mi biblioteca» o Tartessos aúna distintos másteres en psicología infantil y juvenil, así como en meditación, coaching y mindfulness. Su artículo nos trae su día a día en la escuela y nos cuenta los elementos disruptivos e innovadores que aplica en el aula para transformar la educación desde dentro y con corazón.

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La ilusión es el ingrediente motivador de la infancia, absolutamente nada debe ser más importante que aprender a partir de su esencia. Todas las experiencias han de proyectar la magia de descubrir, experimentar y dar el protagonismo a nuestro alumnado, verdadero artífice de la escuela y sus entrañas.

Hay diversas estrategias de motivación que nos dan la posibilidad de hacer que aprender sea consecuencia del juego y de la vida en sí misma. Cualquier recurso cotidiano es susceptible de aprendizaje y vitalidad.

Animales en la escuela, la huella del corazón

Los animales y sus posibilidades de despertar las emociones y la empatía en los más pequeños, nos permiten una variante educativa muy motivadora.

Muchos de los miedos y rechazos de los niños hacia los animales son infundados y copiados de las actitudes y conductas de los adultos. Si un padre manifiesta miedo a un gato, probablemente su hijo tendrá miedo a los gatos, negándole posibles experiencias y aprendizajes constructivos y funcionales que favorecerán su desarrollo y su formación.

Los adultos serán sin duda modelos de referencia, facilitando que las conductas que manifiesten y proyecten , sirvan de espejo ante las actuaciones infantiles.

Desde el ámbito de la Educación Especial las terapias con animales son muy positivas y favorecen avances en la mayoría de los casos sorprendentes, ya que son capaces de llegar a conectar emocional y físicamente sin necesidad de forzar o crear situaciones artificiales para la interacción.

Los animales son terapéuticos; estimulan  nuestros sentidos, nos despiertan sensaciones que desconocíamos y nos hacen experimentar relaciones que a veces conducen a los niños y niñas a la autonomía, la independencia y el desenvolvimiento personal y social.

La consciencia de la obligación moral con los animales es otro de los beneficios en la infancia, en tanto en cuanto, el animal no es un objeto sino un compañero de vida. La gestión del cuidado, de la responsabilidad en el trato, en la alimentación, en la interacción, en la relación en sí misma, nos permite educar en la tolerancia, en el compromiso y en el aprendizaje servicio y de ayuda.  

La sensibilidad de los animales y el contacto con ellos, despierta sensaciones, emociones y estimula de manera natural y distendida.

Trabajar con animales nos permite desarrollar la empatía, el respeto, la amabilidad y el buen trato hacia otros seres vivos. Favorece que los niños y niñas crezcan  con amor a la naturaleza, desarrollando el sentido de la responsabilidad  a través del cuidado, de la interacción y de la relación directa con ellos en un entorno seguro y afectivo.

Se rompen mitos perpetuados de miedo y  de rechazo, estableciendo vínculos sólidos que se convierten en un soporte de crecimiento físico, cognitivo y emocional.

Muchos niños y niñas manifiestan ansiedad cuando tienen cerca un animal. Siendo fundamental  abordar ese miedo desde la calma, la relajación y acercándonos de manera tranquila con el fin de reducir el ritmo cardiaco, la presión sanguínea y el estado de nervios que resulta de una experiencia desconocida.

Podemos usar objetos cotidianos para jugar con ellos, aprender a acariciarlos sin tensión, siempre tratando de que el animal perciba  calma, tranquilidad y seguridad. Es imprescindible que interactúen sin miedo y que los perciban  como agentes vitales de nuestro medio cercano.

Las conductas disruptivas, las manifestaciones agresivas y el déficit de atención en muchos casos, se autorregulan en interacción con animales, con actividades programadas al efecto y con un programa de atención directa con perros, gatos, caballos, aves… generando ambientes que benefician a los niños y niñas en dimensiones motrices, físicas, emocionales y cognitivas.

Estar cerca de los animales nos ayuda a construir un concepto positivo de nosotros mismos, a vernos como seres capaces de interaccionar, jugar , pasearlos, acariciarlos, alimentarlos… ejerciendo un rol de responsabilidad; una responsabilidad que nos lleva a interesarnos por otros seres vivos que no seamos nosotros mismos o los miembros de la familia.

Hacer ejercicio físico es otra de las ventajas de rodearse en el ámbito escolar y personal de animales, creando vínculos con ellos. Escuchar los latidos del corazón, tumbarse a observar el entorno reposando la cabeza y acompañados, mejorar las habilidades sociales, reducir la agresividad, favorecer un ambiente de paz y tranquilidad, aceptar y cumplir las normas cívicas y sociales, trabajar  en equipo con tareas asignadas, nos conduce a educar en la responsabilidad y el autocontrol.

Los animales dejan huella en el corazón

Animales en la escuela

Dibujando con objetos

Dibujar, colorear, rellenar los espacios… se convierte en el objetivo principal de muchas rutinas de trabajo en infantil. La dimensión artística de la infancia se queda atrapada en la insistencia de los adultos en una repetición mecánica que no proyecta ni expresa nada. Los objetos que nos rodean nos regalan la capacidad de crear y construir, la posibilidad de compartir cómo vemos, cómo sentimos, cómo somos, qué queremos decir. Con utensilios sencillos y cotidianos, dar vida a otro tipo de dibujos nos permite y nos acerca a la diversidad de estilos y de formas. Nos ayudan a transformar el medio y con ello, a seguir evolucionando y creciendo.

Sólo necesitamos recursos del día a día, recursos que están ahí y que nos permiten diseñar, dibujar desde la más absoluta libertad; recursos como: platos, telas, lápices, botones, pinzas, flores… así como un espacio amplio donde crear, proyectar y plasmar los talentos internos, sin olvidar el recurso más importante, LA FELICIDAD.

Dibujar, crear, inspirarse en lo cotidiano les hace proyectar sus talentos y nos ayuda a descubrir grandes artistas entre nuestros pequeños.

Dibujar con objetos en la escuela

Creando a tus espaldas y al ritmo de la música

El movimiento es algo innato y necesario en la infancia. Las sesiones de psicomotricidad no siempre requieren de circuitos con conos, picas, ladrillos o túneles infinitos. El ritmo, la música y una consigna de juego, nos permiten descubrir otras maneras de aprender.

Un folio cabalgando en la espalda, una disposición en fila, parejas, pequeños grupos y un rotulador dispuesto a proyectar, nos bastan para dar vida a esta actividad.

Al ritmo de la música bailamos y al sonido de una consigna, nos paramos y buscamos la espalda de un compañero/a donde nos espera un papel en blanco para que dejemos impreso lo que nos apetezca. Podemos dibujar, trazar libremente, escribir palabras, hasta que la misma consigna nos devuelva al baile y al movimiento.

No sólo es importante moverse, también lo es descubrirse, proyectarse y ubicarse en un espacio libre y vital.

Crear con la espalda al ritmo de la música

Pisando fuerte

El cuerpo como fuente de aprendizaje y experiencias, el cuerpo como medio de creer y expandirse

Insistimos constantemente en que debemos dar una solidez al alumnado de infantil y que mejor forma que ofreciendo experiencias con sus pies, con los que deben forjar el camino y aprender a pisar sin miedos.

Recolocar las mesas, romper con la cotidianidad del espacio y mancharse. Mancharse, algo socialmente prohibido y que a los niños/as les encanta. Usar los pies y expresarse, moverse y reír; reír al son de las cosquillas, de las nuevas sensaciones y usar la carcajada como grito de libertad.

Papel, pintura, jabón, música e ilusión son la fórmula química de la felicidad. No hay que disolver las alegrías ni combinar las emociones, sólo hay que dejarse llevar y jugar.

Pintar con los pies

Arena en los bolsillos

Jugar con arena y sentir el tacto entre las manos en un lugar que socialmente no lo permite, les insta a disfrutar más y vivenciar con intensidad la experiencia.

Colocar montones de arena por la clase, palas, rastrillos, coladores, jarras… e invitar al juego y al contacto, facilita la curiosidad, el aprendizaje por descubrimiento, favorece y ejercita el cerebro, así como las habilidades psicomotrices. Aumenta el vocabulario, nos educa en el arte de crear, de interaccionar con elementos naturales y nos dota de algo básico en la escuela, la libertad de manipular y sentirnos libres en el juego.

La arena estimula los sentidos, nos hace conscientes de nuestras posibilidades y nos ayuda a relacionarnos con  los iguales.

Los conceptos tediosos que nos empeñamos en enseñar con fichas aburridas y con explicaciones tradicionales, adquieren una vertiente lúdica y fantástica cuando la arena nos aclara términos como vacío, lleno, encima, debajo, rugoso, suave… además de permitirnos hacer trazos, líneas largas, curvas, zig-zag, dibujos de caritas, formas… convirtiéndose en un medio que nos ofrece infinitas posibilidades y estrategias de aprendizaje, destacando un elemento muy importante y que olvidamos con frecuencia, y es que la arena es un elemento de relajación, que se consolida en el tacto, siendo éste, muelle de paso de un estado de nerviosismo o alteración, a un estado de paz y tranquilidad.

Jugar con arena

El Monstruo con mascarilla

En estos tiempos tan extraños tenemos un lío de emociones y sentimientos que a veces no sabemos cómo encajarlas. Esta pandemia y esta nueva realidad, han llevado a nuestros más pequeños a asumir situaciones difíciles y emocionalmente inexplicables.

Algo tan literal como el monstruo de colores  y la asociación de esos colores  con saber qué nos pasa en cada momento, sirve de  puente para gestionar de manera primaria lo que nos pasa, dónde queremos estar, con quién estamos o no felices y tranquilos o simplemente a escoger un color por afinidad, aun teniendo claro que no es con la emoción con la que nos identificamos.

Un monstruo con mascarilla, unos trozos de tela y una bata divertida se convierten en la pasarela de nuestros sentimientos.

Cada mañana,  tras la lectura o el recordatorio  del cuento, vamos colocando libremente el trozo de tela del color que en ese momento nos apetece. No tienen que coincidir con mi emoción, pero sí con lo que en ese momento quiero expresar. No estoy triste porque me identifique con el azul, a pesar de saber que la simboliza, simplemente, escojo, expreso y proyecto, desde la autorregulación y la calma .

El monstruo  también tiene sus miedos, sus angustias y a veces nos cuenta que está confundido, que está perdido y que la mascarilla le impide respirar, le pone triste;  pero es su obligación llevarla para cuidar así de los demás. Los niños y niñas empatizan y expresan sus experiencias, sus ideas PRODUCIÉNDOSE un diálogo con ese personaje que enredado en sus emociones ha hecho que afloren las nuestras.

Jugando, aprenden normas que imperan en el día a día y que invaden su realidad.

Los colores y los estados de ánimo nos transportan a conocernos por dentro, a mirar qué es eso que hoy siento, por qué me pasa, cómo puedo solucionarlo…

El arte de quererse, de escucharse y respetarse debe trabajarse desde los primeros años, ya que si somos emocionalmente competentes, lograremos personas equilibradas y resolutivas, personas sanas de mente y con capacidad de actuación en el medio y de transformación social.

Pintando con la boca

La pintura nos conduce a un mundo mágico, de fantasía; un mundo que rompe con estereotipos, modas, rivalidades, desigualdades y todo tipo de desequilibrio social .

Si pintando con las manos, obtenemos grandes dosis de creatividad, el resultado que nos ofrece poner un pincel en la boca y dar rienda suelta a la imaginación , es indescriptible.

Es sencillo. Desinfectamos los pinceles, ponemos música que nos inspire y colocamos pintura indistintamente sobre papel continuo. Cada niño/a pone el pincel en su boca y adelante. De pronto los canales de comunicación y expresión se activan, los sentimientos afloran y aumenta de manera incipiente la creatividad de los genios y artistas que de manera innata llevamos dentro.

Sin ser conscientes reflejamos nuestros pensamientos, nuestras ideas y a veces nuestros miedos y deseos.

Se cruzan miradas, sonrisas y alguna que otra expresión de sorpresa al experimentar la magia de pintar libremente y deslizar sobre el papel lo que fluye y nace.

Pintar, crear, sentir, decir con trazos locos y arbitrarios que queremos ser, que queremos estar presentes en lo que aprendemos, que queremos investigar, manipular, descubrir…  nos empuja  inevitablemente a la LIBERTAD.

Pintar con la boca

Mandalas vitales

La mandala está relacionada con espacios de equilibrio, relajación, concentración, pero siempre dese el lápiz, el rotulador… el soporte gráfico, en definitiva. Para adaptarla y aprovecharla como recurso en Infantil, es necesario romper con el concepto y reinventar la viabilidad que ofrecen.

Es importante relajarse, concentrarse, equilibrarse interiormente, pero no necesariamente usando sólo lápices o rotuladores, pintura o ceras; podemos hacerlo con juguetes, con utensilios de cocina o baño, con recursos escolares tradicionales, con accesorios de costura o cosmética… rompiendo con la utilidad normalizada que le damos en el uso cotidiano de los mismos.

Música relajante de fondo, objetos divertidos y al alcance de los más pequeños, darán como resultado, mandalas artísticas, creativas, divertidas y distintas.

El resultado evidencia un trabajo previo cuyo procedimiento ha favorecido la calma, el desarrollo artístico y funcional de cada uno de ellos/as, así como la regulación interna de las emociones, de los sentimientos y de la unión de lo externo y lo interno, que se reflejan en las creaciones que obtenemos.

Se convierte por tanto en un excelente recurso para integrar la meditación, la calma y la explosión interna de nuestro alumnado.

mandalas vitales

El mundo de la docencia debe impregnarse de magia, convirtiéndonos en garantes de aprendizajes para la vida y por la vida. Es muy importante evidenciar lo que necesitan nuestros niños y niñas y ser valientes desafiando y luchando contra ese monstruo cognitivo que nos hace perder el rumbo de la escuela. Montones de conocimientos vacíos y memorísticos, trazos interminables y la obsesión de la lecto-escritura como triunfo en la infancia, hacen que olvidemos el verdadero sentido de nuestro cometido; respetar los tiempos, los ritmos y las individualidades.

La escuela es ilusión y debemos transformarla.

Sobre la autora

Ana González Herrera, maestra vital y emprendedora. Maestra de Educación Primaria y de Infantil. Primera mujer Directora del CEIP: José Luís Sánchez de la localidad de San Martín del Tesorillo. Premios SIMO EDUCACIÓN 2021 a la mejor experiencia innovadora en Infantil y Primaria. Experiencia ganador: Con ojos del corazón.