Laura Vela, colaboradora de Educando Seguro, maestra de Educación Infantil y especialista en Educación Emocional nos sumerge en la práctica de mindfulness en la escuela para abarcar cuerpo, mente, cerebro y corazón. Para que se dé esta práctica, la implicación y actitud del docente es fundamental. Solo de esta manera se garantiza los aprendizajes.

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Hablar de atención plena o mindfulness en educación es cada vez más frecuente. Es una práctica que ayuda o facilita los procesos de aprendizaje en el alumnado de todas las edades.

Por naturaleza, los niños desde edades tempranas, podríamos decir que son atención plena en estado puro pero muchos estudios demuestran que al iniciarlos en la práctica del mindfulness estaremos creando un hábito con el que reportaremos en ellos muchos beneficios. A través del mindfulness abarcaremos la totalidad del ser: cuerpo, mente, cerebro y corazón. Además, con la atención plena también englobaremos una dimensión social y ambiental.

La práctica de la atención plena debería enseñarse en todas las escuelas y no como una práctica sino como un camino. Es una forma de vivir que hay que ir cultivando día a día y con la que crearemos espacios y aulas llenas de felicidad con una práctica continuada.

Para comenzar a dar los primeros pasos en el camino hacia la atención plena es primordial que el docente haga un previo entrenamiento y se capacite para generar sensaciones de alegría y felicidad durante el transcurso de la jornada escolar así como en las diferentes situaciones que puedan presentarse dentro del aula.

La actitud del docente dentro del aula es fundamental para los garantizar los aprendizajes. La plena consciencia empieza en uno mismo. Un docente que llega a su aula con alegría y motivación conectará siempre bien con su alumnado. Es aconsejable poder interactuar con otros docentes que ya se hayan iniciado en la práctica de la atención plena y así ir creando comunidad ya que nuestra actitud la podemos “contagiar” al resto del profesorado.

Este es el punto de partida del proyecto “Pequeñas Miradas hacia adentro” que desde hace varios cursos escolares puse en práctica con mi alumnado.

El objetivo del proyecto es el cuidado de las emociones del alumnado con el fin de que se relacionen con sus propias emociones y con la de los demás compañeros de una forma más eficaz. De esta manera, conseguiremos transformar las posibles adversidades y/o dificultades que surjan en el aula como situaciones de estrés, problemas de conductas, resoluciones de conflictos, problemas de convivencia, etc. Incluso podremos propiciar mejoras en la atención y la concentración, trabajar la autoestima y el cuidado personal, identificar emociones en diferentes contextos, trabajar la empatía, coordinar movimientos con sonido y un largo etcétera.

En cada sesión se llevan a cabo varias actividades en el siguiente orden: primero trabajamos la postura corporal, después la respiración y por último realizaremos una de las actividades seleccionada previamente de una pequeña guía que he elaborado donde he recopilado las actividades que he considerado más atractivas y efectivas para mi alumnado de infantil. Aunque es aplicable también a alumnado de primaria.

Para cada sesión, será suficiente dedicar unos 5 minutos pero si es importante ser constantes en la práctica y llevarla a cabo diariamente para la consecución de los objetivos marcados como he comentado anteriormente. Cualquier docente podría ponerlo en marcha en su aula.

Una de las cosas que me atrae mucho del mindfulness es que podemos llevarlo a cabo en cualquier momento del día y en cualquier lugar. De esta manera, la creatividad se pondrá en juego y se convertirá en una gran aliada tanto para el docente como para el alumnado. La creatividad nos ayudará a conectar con nuestras propias experiencias, a expresar nuestras emociones a través del arte, a conectar con el resto del alumnado, etc y siempre disfrutando del momento presente, del aquí y ahora.

Además, para garantizar aún más los resultados, es recomendable hacerlo extensivo a las familias y facilitarles algunas pautas para ponerlo en práctica en casa. Hace varios cursos escolares hice un pequeño estudio entre las familias de mi alumnado con el que pude comprobar y contrastar resultados con las pautas que les había recomendado. Algunas familias encontraban dificultades para la conciliación del sueño de sus hijos y les recomendé practicar mindfulness a través de los cuentos antes de ir a dormir. Un porcentaje elevado de las familias que participaron habían visto mejorías.
Tras varios cursos escolares puedo decir que el mindfulness nos ha ayudado mucho tanto a alumnado, familia y a mí personalmente.

Los próximos días 15 y 16 de octubre se celebra en Málaga y en un entorno inigualable la I Jornada de Inclusión e Innovación Educativa IN-NOVAMAR organizada por el maestro Manuel Andrades Cordero y Susana de la Poza donde tendré ocasión de presentar la experiencia “Pequeñas Miradas hacia adentro”. Va dirigida a docentes y familias.

El plazo de inscripciones ya está abierto y os recomiendo la asistencia. Compartiremos un fin de semana educativo, inclusivo en la mejor de las compañías.

Para más información e inscripciones podéis escribir a: contacto.proyectoene@gmail.com