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¿Hasta qué punto son necesarias las etiquetas? | Irene Nadal Nicolás

distintas etiquetas

Irene Nadal Nicolás, colaboradora de Educando Seguro y pedagoga especialista en Orientación Educativa, Atención Temprana y Trastornos de Espectro Autista nos cuenta el porqué de las «etiquetas» en la educación y el trasfondo de la misma. Si bien las solemos usar indiscriminadamente no debemos olvidar que las etiquetas deben ser usadas en el mundo educativo y sanitario con la función de «acompañar, informar y orientar sobre la etiqueta» pero nunca para simplificar y reducir a quien tenemos delante.

Irene es formadora y co-fundadora de «Sumando», asociación de formación e investigación en el neurodesarrollo y ciclo vital de la persona.

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Cuando hablamos de diagnósticos en educación y salud mental, rápidamente nos viene a la cabeza las diversas etiquetas que utilizamos para englobar características, comportamientos, signos y rasgos que está presentando una persona o ha podido presentar.

Recordemos que la discapacidad, las dificultades de aprendizaje, las altas capacidades y demás “etiquetas” se dan en todas las clases sociales y que esta condición conlleva ciertas necesidades que van a ser minimizadas con atención personal y /o material, lo que implica un aporte económico, que en muchos casos ahogan a las familias suponiendo un tratamiento inexistente o insuficiente respecto al que precisan.

Las etiquetas, por tanto, pueden ayudar a paliar esa situación de partida de muchas familias, pero ¿Cómo se traducen las etiquetas en esa atención?

Déjenme exponerle estos 6 argumentos:

1.- Beneficiándose de becas

Se refieren a las ayudas que pueden ser otorgadas a este alumnado con según qué etiquetas destinadas a trasporte, residencia, comedor, material didáctico, enseñanzas, cuantías para reeducación pedagógica o del lenguaje o programas externos.

Estas ayudas anuales precisan de dicha etiqueta para poder gestionarla por parte de los centros educativos, las cuales repercuten en un desahogo económico para las familias en relación a las necesidades educativas que precisan sus hijos.

2.- Apoyándoles personal de apoyo específico

Hacemos referencia a los maestros especialistas en los centros educativos, los maestros de pedagogía terapéutica, comúnmente conocidos como PT, los maestros de audición y lenguaje, también conocidos como AL, el apoyo específico de compensación educativa y permítanme incluir también a los intérpretes de Lengua de Signos y los Auxiliares Técnicos Educativos (ATE).

Sin entrar en la realidad de la sobrecarga que lleva este personal y las elevadas ratios, siguen siendo un recurso fundamental e indiscutible durante toda la escolarización de este alumnado.

3.- Adoptándoles medidas curriculares y programas específicos

Es un derecho reconocido la posibilidad que tienen determinadas etiquetas para tener adaptaciones del currículo, tanto en materiales adaptados y específicos, en el uso de determinadas metodologías, la reducción, ampliación y/o personalización de objetivos y contenidos, así como en aspectos de la evaluación, suponiendo incluso la exención de materias. Así, de igual modo, se posibilita el acceso a determinados programas destinados en la enseñanza de determinados contenidos más afines a sus necesidades.

Este aspecto supone innegablemente la posibilidad de aumentar la permanencia en el sistema educativo por parte de este alumnado.

4.- Proporcionándoles una disminución de ratios y posibilidad de distintas modalidades de escolarización.

Determinadas etiquetas tienen asociadas la obligatoriedad de una disminución de ratio y pueden optar a diferentes modalidades de escolarización, todo lo cual supone la posibilidad de una atención más personalizada por parte del equipo docente.

5.- Percibiendo un seguimiento en salud mental

Este derecho para determinados diagnósticos repercute en la incorporación del profesional especializado en psiquiatría al equipo de intervención; esta incorporación aporta un valor fundamental para el avance de la intervención debido a su especialización complementaria en el tratamiento de esta persona. Recordemos, además, que la salud mental sigue siendo un bien privado no accesible para todos los bolsillos.

Nuestro papel, desde el mundo educativo y sanitario, sigue siendo el mismo, el de acompañar, el de informar y el de orientar respecto a esa “etiqueta”

6.- Otorgándoles una identidad.

Si seguimos a M. Squires, quien afirma que “agrupar a un grupo diverso de personas en un mismo lote, elimina todo sentido de identidad” entonces, ¿Cómo la “etiqueta” va a ayudar a crear identidad? Bueno, en mis años de experiencia y en la diversa literatura encontramos relatos de personas que al conocer su diagnóstico obtienen una mayor comprensión de sí mismos, una mejor relación con los demás y, en definitiva, una mejora en su autoconcepto y autoestima, repercutiendo directamente en la formación de la identidad.

Entendiendo este aspecto como un rasgo más, un atributo, y que, en ningún caso se entiende para dejar de reconocer su individualidad.

Pero ¿Qué pasa con la acogida familiar? ¿Qué ocurre con una familia a la que se le informa sobre la “etiqueta” que va a marcar su vida?

Tristemente rememoramos junto a demasiadas familias el fatídico momento en que le hablaron de la “etiqueta”, en cómo simplificó su vida a este aspecto y comenzó una desescalada en el proceso de lo que conocemos como “aceptación del diagnóstico”, donde muchas familias se encuentran atrapadas porque “este proceso es diferente para cada una” según leemos, estudiamos y aprendemos junto a ellos, pero nuestro papel, desde el mundo educativo y sanitario, sigue siendo el mismo, el de acompañar, el de informar y el de orientar respecto a esa “etiqueta”.

Las etiquetas suponen para los profesionales una guía que sigue un patrón, a partir del cual podemos determinar las necesidades presentes e incluso anticiparnos a posibles dificultades que se puedan manifestar y así, poner en marcha medidas para debilitarlas. Entendemos la importancia de esa guía y queremos, ansiamos, que las familias estén en ese nivel de aceptación para comenzar la acción, ya que, sin ellas, el camino a recorrer se convierte en arduo y solitario. Pero un necesario inciso; la guía clarifica, dibuja un camino, pero puede simplificar en exceso, la mirada debe estar siempre puesta en la persona, en su familia, en su entorno, en su individualidad.

Nosotros, los profesionales, entendemos la necesidad de la etiqueta como beneficios y ayudas en todos esos argumentos antes mencionados, pero ¡cuidado! Colegas de la educación, la sanidad y sociedad en general, recuerden que eso no significa que simplifiquemos y reduzcamos a quién tenemos delante, las etiquetas tienen su utilidad, sirven para entendernos entre profesionales y poder jugar en su beneficio respecto a esa dotación de recursos, pero no dicen nada de esa persona concreta, no olvidemos a la persona cuando hablamos de “etiquetas”.

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