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¿El éxito académico está relacionado con el éxito en la vida?

Éxito proceso educativo

¿Qué el éxito en la escuela? ¿Es lo mismo sacar buenas notas que tener éxito en la vida? ¿Influyen las emociones? Fran González Lozano, director de Recursos Humanos de Provincia canónica de España-Sur de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, aborda los factores del éxito en la escuela yendo más allá de unos resultados académicos excelentes y más centrado en la creatividad del alumno y en las emociones.

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En la escuela, el éxito, debería estar más relacionado con el proceso educativo y el trabajo que con las calificaciones.

Puede ser que escuchemos alguna vez a un padre o una madre diciendo que no le importa que su hijo tenga suspensos; pero, seguramente, sí le importa que su hijo triunfe. Lo normal es que los padres deseemos que nuestros hijos consigan todo lo que se propongan. Así que, podemos pensar que triunfar en la escuela es algo que supera los resultados académicos. Pero, qué es lo que tendríamos que asegurar los padres y educadores, para encaminar a los niños y adolescentes hacia el éxito, no sólo en el colegio o el instituto, sino en la vida.

Lo primero que tenemos que preguntarnos es si el éxito académico está relacionado con el éxito en la vida. Evidentemente, no. El éxito en la vida no está directamente relacionado con los resultados académicos. Seguramente, muchos de nosotros conocemos y hemos tenido compañeros de colegio o de instituto que no eran brillantes a nivel académico o repitieron algún curso y, sin embargo, después han sido y son estupendos profesionales o empresarios con una vida exitosa.

Un ejemplo de esto puede ser el de Jack Ma, el fundador de AliExpress; él suspendía matemáticas siempre; además, suspendió dos veces el acceso a la Universidad. Hoy, Jack Ma tiene 24.000 empleados y mueve el 80% del comercio electrónico en su país y posee una empresa con presencia mundial. Ahora bien, tampoco sabemos si ese éxito empresarial y económico conlleva un éxito emocional y afectivo. En fin, que el éxito en la vida es un conjunto de factores socio-afectivos integrados que te hacen triunfar.

La educación académica está todavía bastante anclada en los contenidos y en la repetición de modelos conceptuales más que en la creatividad

Por tanto, triunfar es un concepto antropológico global, profesional y personal, más que económico; también es un estado de ánimo. El triunfo está relacionado con lo que los expertos en formación y desarrollo llaman las funciones ejecutivas.

¿Cuáles son esas funciones ejecutivas?

Las funciones ejecutivas son habilidades mentales que te permiten actuar en consecuencia. La Comunidad Científica acepta que las funciones ejecutivas son cinco:

1. Planificación, con planteamiento de objetivos y orientación vocacional.

2. Enfoque, con atención plena y capacidad de distinguir lo urgente y lo importante.

3. Autocontrol, con inteligencia emocional y gestión de situaciones estresantes.

4. Conciencia, con la intención de dar sentido a lo que pasa y proyectar enfoque positivo.

5. Flexibilidad, con resiliencia y capacidad de adaptación a situaciones imprevistas y cambiantes.

Una cuestión que debemos plantearnos es si estas funciones ejecutivas se trabajan o no en la escuela, en los colegios e institutos. Parece evidente que la educación académica está todavía bastante anclada en los contenidos y en la repetición de modelos conceptuales más que en la creatividad; y bastante anclada en las clases magistrales más que el trabajo cooperativo y por proyectos. Pero, si atendemos al nuevo currículo, que se está diseñando, y que define un aprendizaje basado en competencias, podemos decir que, es un deseo formal del sistema escolar, que las funciones ejecutivas se incorporen a la planificación docente.

Y en las familias, ¿Cómo podemos ayudar al desarrollo de las funciones ejecutivas?

– Dejar que los niños tomen decisiones a su nivel; no dárselo todo pensado y hecho. Implicarlos en las decisiones de la familia, aunque la última palabra, lógicamente, la tenemos los padres.
Ayudarles a planificar su tiempo y sus actividades; que ellos organicen su horario. A la vez ser flexibles frente a imprevistos y saber reaccionar sin transmitir agobio ante el imprevisto, sino capacidad de adaptación.
Valorar el trabajo más que el resultado, el tiempo dedicado más que las calificaciones. Ayudarles a implementar técnicas de estudio.
Hablar en familia de futuro; plantear algunas veces las expectativas y gustos e intereses personales y profesionales; hacer la tradicional pregunta “qué quieres ser” con respuestas que vayan más allá de estudios a realizar o la profesión a la que aspiran, sino que también contenga respuesta de calado emocional como la de “quiero ser feliz”.

Sobre el autor:
Francisco González Lozano. Director de Recursos Humanos de Provincia canónica de España-Sur de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl