Irene Nadal, pedagoga especialista en Orientación Educativa, Atención Temprana y Trastornos de Espectro Autista, nos recuerda la importancia de no llevar a cabo una sobreestimulación visual en las aulas en nuestro día a día así como en periodos del año donde la sociedad tiende a cargarnos visualmente con acciones marketinianas. Es necesario que el docente realice una labor de investigación y se pregunte si sus materiales están adaptados a su nivel competencial.

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Con el reciente paso de la Navidad, considero necesario incidir en la idea recurrente que me viene a la cabeza sobre la elaboración de material atractivo que se realiza con esta temática para niños/as con o sin dificultades, como también es típico en otras fechas señaladas, como podría ser Halloween, carnaval,…

Muchos profesionales elaboran ingeniosamente materiales aprovechando la temática como reforzador para la intervención de los niños/as, y, otros muchos buscan recursos ya elaborados en la web, ¿pero estos recursos son realmente adaptados a las necesidades de los niños/as y están en consonancia con los objetivos de trabajo propuestos a cada uno de ellos/as?

Es preciso que nos planteemos si estos materiales andan en consonancia con el niño/a al que tenemos delante, así como si están adaptados a su nivel competencial.

Unida a esta reflexión, es relevante incidir en la carga estimular que aparece en muchos de estos materiales, me refiero a adornos, colorines y demás florituras que contienen algunos recursos que los hacen enormemente atractivos visualmente, pero ¿Qué ocurre con los niños/as con dificultades en la atención, sea o no su principal dificultad?

Aquí pongo un ejemplo que suelo utilizar, lo encontré hace años en la web, desconozco la autoría. Esta lámina visibiliza claramente el aspecto al que estoy haciendo referencia. Bonita ficha, ¿verdad? Pero, ¡qué difícil trabajar conceptos lógico matemáticos en ella para cualquier niñx! ¿y si añadimos dificultades de atención?

Ampliamos la reflexión al entorno más inmediato de estos niños/as, hablemos de lo que pasa en sus aulas durante estas fechas. Decoración colorida, con texturas y en ocasiones móvil en paredes, techos, mesas, puertas, espejos de terapia, ventanas. Decoración que en ocasiones se suma a la habitual del ambiente, ya de por sí abundante y en ocasiones sin sentido estructural adecuado. Analicemos por ejemplo esta imagen de un aula encontrada de libre acceso en la web.

Fijemos nuestra mirada en la mesa principal con puntitos de colores de diferentes tamaños, podría tratarse de algún juego de velocidad de procesamiento, por ejemplo, es posible. Pero, imaginemos que es la mesa de trabajo habitual de los niños/as de esa aula. ¿Esos deditos no priorizarían despegar las pegatinas a atender la explicación del docente?

Fijemos la atención ahora en el expositor de cuentos, ¿Qué sentido estructural y conceptual tienen esa decoración? Puede ser la mascota de la clase o la historia de alguno de los cuentos, pero quizá no, quizá solo es decoración, solo es ruido visual que entorpece la atención.

Podríamos seguir hablando de los murales de la pared o de las pizarras, pero por no alargarme, eso os lo dejo a vuestra reflexión.

Hasta ahora he hablado de la sobreestimulación visual que podemos encontrar en clases y materiales, pero no es la única vía sobrecargada especialmente durante la Navidad; es frecuente en muchos centros encontrar esos ensayos de villancicos en las aulas o constantes salidas de clase hacia el salón de actos para ensayar algún baile coordinado, provocando una sucesión de días de mayor intensidad estimular, que en muchos de los niños/as con dificultades es tremendamente difícil de gestionar y acaba siendo una fiesta excluyente, donde es preciso una intervención ajustada y cuidadosamente prevista por el/la especialista.

En base a ello y tras esta reflexión tan necesaria, se hace imprescindible dejar algunos consejos básicos que todo personal relacionado con la educación precise conocer y llevar a la práctica:

• Está genial realizar material atractivo y relacionado con los intereses de los niños/as a los que tenemos delante, pero siempre ajustado a sus competencias y objetivos de trabajo.
• Una vez que elabores tu material original valora si el niño/a a la que va destinado lo entenderá, si se detendrá en alguna decoración, si esto resultará un impedimento en su rendimiento.
• Si estos días de mayor actividad sensorial tu alumno/a ha tenido más problemas de regulación emocional quizá precise de una intervención sensorial, intervención que en muchas ocasiones puede referirse a una reducción en la exposición de estímulos.
• Antes de iniciar una terapia sensorial, valora la funcionalidad de la actividad.

A modo de conclusión: material bonito no siempre está relacionado con funcionalidad.